La biomasa que necesita el planeta
Las fincas energéticas
El lugar seleccionado por Biomasa para sembrar millones de árboles de Eucalyptus, Acacia y Leucaena es una de las llanuras más extensas de la República Dominicana, rodeada de humedales permanentes y temporales. Estas fincas destinadas a la producción de biomasa forestal no afectan la seguridad alimentaria del país porque se encuentran en sabanas inundables con muy poca materia orgánica y suelos calcáreos que han sido descartados para la producción de alimentos. Las plantaciones están ubicadas entre San Pedro de Macorís, Ramón Santana, Hato Mayor, Los Llanos y Monte Plata, en suelos con características muy diferentes, donde se han desarrollado las especies forestales ideales para cada una de estas zonas.
Tanto la Leucaena como el Eucalyptus ofrecen brotes indefinidos, con intensidad y vigor en cortos períodos de tiempo. Son especies forestales que contribuyen a la preservación del ecosistema propio de las zonas donde se encuentran plantadas y, a diferencias de otros árboles empleados como biocombustibles, tienen una densidad de madera relativamente alta.
Biomasa, la energía del mañana
Cuando los árboles de Leucaena y Eucalyptus alcanzan sus respectivos turnos de cosecha, la biomasa se transforma en astillas para su traslado a San Pedro Bio Energy. Una vez en la planta, esos minúsculos trozos de madera se convierten en materia prima para la producción de energía limpia. Esta cogeneradora distribuye la energía en el sistema eléctrico nacional o la vende directamente a clientes industriales.
La biomasa representa el futuro y, sobre todo, un compromiso real con la protección del planeta. Como recurso local no está sujeta a las fluctuaciones de precios del mercado de los combustibles fósiles. En las comunidades rurales, su uso impulsa la creación de puestos de trabajo y reduce la presión económica sobre la producción agropecuaria y forestal.
Productos derivados de la biomasa: